“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.
martes, 8 de junio de 2010
Japón
Taki Yuriko
Un niño muerto en Hiroshima
El sonido de un murciélago batiendo sus alas
Madre ¿es el sonido de mi llamado?
Un agujero se abre en el cielo
Madre, es la cicatriz de las nubes abrasadas por la dispersión de mi frescura.
La voz suplicante del Emperador Hirohito
es como la alarma de mi despertador para nunca dormir.
Mira, madre,
mis hermanitas están jugando sobre mi cabeza.
Dentro de mi ojo
una brizna de hierba comienza a crecer.
Hace tiempo que mis ojos están secos.
Madre,
no llores más.
(Traducción de R.M.O.)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario