miércoles, 8 de junio de 2011

EL HOMBRE, SU CIRCUNSTANCIA Y LA POSMODERNIDAD


Muerto Sábato, el último de los representantes de una camada del panteón literario nacional que integraron, entre otros, Borges, Bioy y Cortázar, cabe preguntarse quienes los reemplazan. Podríamos imaginar un nuevo Parnaso habitado por Juan Gelman, Abelardo Castillo, Andrés Rivera, Ricardo Piglia, César Aira, Mempo Giardinelli, Alberto Laiseca y Héctor Tizón, seguidos por los más jóvenes Pablo Mairal y Eduardo Sacheri, estos dos pertenecientes a la literatura del siglo veintiuno.

Y este es nuestro tema de hoy. En la década que va del siglo, los cambios más notorios experimentados por la literatura están basados en los formatos que ha introducido la tecnología. El blog, la cibernovela, el comic-book, la novela gráfica son algunos de los nuevos soportes, que demandan también nuevos lenguajes.

En cuanto a la temática, se profundizan los planteos del siglo anterior: el hombre frente a una realidad hostil, los dramas sociales, la búsqueda introspectiva. Para algunos, hay una carencia de innovaciones, porque lo verdaderamente novedoso, no vende. El marketing literario apuesta a lo seguro, a las fórmulas probadamente exitosas.

Tal vez la excepción a este aserto lo constituya la llamada novela negra sueca, corriente iniciada en la década del 60, cuya publicación causa furor en Europa y propone una vuelta de tuerca al género policial, al introducir el factor político en la trama, desnudando las falencias y complicidades de la socialdemocracia escandinava.

En esta suerte de páramo al que nos somete el exceso de Harry Potter y afines, encontramos algunos oasis. Ni vale la pena insistir con que la selección es antojadiza, fundamentada únicamente en el gusto personal del antologista. Como dicen por ahí, es lo que hay. En Tlön somos compadritos a la violeta.

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