martes, 29 de marzo de 2011

UN SIGLO CON TENNESSEE WILLIAMS


Hace cien años nacía en Mississippi, Thomas Lanier Williams III, quien con los años devendría en uno de los representantes de la mejor literatura estadounidense y de los grandes dramaturgos del siglo XX.

Conocido con el sobrenombre de Tennessee por su fuerte acento sureño, este prolífico autor desmiente el mito de que para ser popular no se debe ser profundo ni trágico. Celebérrimo en vida, mimado por la crítica y por los premios, obsesivo en sus puestas y celoso de sus adaptaciones a la pantalla grande, tuvo una existencia feliz y tranquila, sin tener que dar explicaciones sobre su elección sexual y compartiendo muchos años con su pareja, Frank Merlo. Esto también hecha por tierra el mito de que el escritor dramático debe llevar una existencia miserable para poder alimentar a la musa.

Su infancia y adolescencia son la materia prima de sus obras. La madre de buena familia que lo alienta a imaginar, el padre severo y a veces agresivo, el hermano preferido del padre. Escribe regularmente a partir de los 16 años, va a la universidad local, luego se muda a Nueva Orleans y de allí a Nueva York, donde ejerció varios oficios. Es declarado no apto para ir al frente de batalla, durante la Segunda Guerra Mundial, debido a su homosexualidad y a algunos problemas cardíacos y nerviosos.

En 1943 se traslada a Hollywood, contratado por la Metro Goldwyn Meyer como guionista. El éxito lo sorprende dos años más tarde, cuando se estrena en Broadway El zoo de cristal. El suceso se confirmaría en 1947, cuando suba a escena Un tranvía llamado deseo, con un actor debutante en el protagónico: Marlon Brando.

Este período de creatividad intensa y grandes obras declina tras la muerte de su pareja y por el recrudecimiento de su dependencia al alcohol y a las drogas. Sin embargo, seguirá escribiendo hasta su muerte, ocurrida el 23 de febrero de 1983.

La obra de Tennessee Williams fue materia de análisis y de críticas. Jean-Paul Sartre le achaca indolencia y falta de compromiso social. Es cierto que no es un escritor revolucionario, sino más bien todo lo contrario, es un conservador. Hay una sublimación de los valores morales y de la tradición. Y a la vez hay un pensamiento nihilista subyacente, ya que el pasado no tiene retorno y quienes se aferran a él o a lo que representa, quedan marginados de la realidad.

Precisamente, un factor común que atraviesa el drama de sus personajes es esta incapacidad para vivir en el mundo real. La misma incapacidad que padecía su adorada hermana Rose, víctima primero de un trastorno mental y luego de una lobotomía. Tennessee deposita en estas mujeres débiles y disfuncionales la suma de virtudes anticuadas, como el pudor, la humildad, la inocencia, virtudes que probablemente encarnaba su hermana.

Hay también un cuestionamiento a las pasiones desenfrenadas. Nada bueno resulta cuando alguien da rienda suelta a sus instintos, como ya sostenían los griegos. La hybris siempre tiene su castigo y ellos son la soledad, la pobreza y la vejez. Lo paradójico es que el público que colmaba cines y teatros, esa clase media yanqui de postguerra, representaban precisamente el comportamiento que Tennessee cuestionaba.

Para ser conservador, fue un gran atrevido. Introdujo abiertamente el tema de la sexualidad en medio de una sociedad pacata. Escribió sobre la locura, sobre el canibalismo, sobre la prostitución masculina, temas que resultan incómodos de tratar. Escribió para sus actrices, dándole preponderancia a los roles femeninos, en una industria que promovía más héroes que heroínas.

Y como le dio voz a los perdedores, a los marginados y a los solitarios, como no se ocupó de redimirlos ni de inventarles un final feliz, lo recibimos con el mejor whisky que reservamos en el bar de Tlön para los amigos.

El zoo de cristal (1944)


Esta obra marcará el primer hito en la carrera literaria de Tennessee Williams, a pesar de que ya llevaba publicadas media docena de obras. En ella ya están bien definidas las características de su dramaturgia: personajes femeninos débiles y virtuosos que sufren y no encajan en su entorno, personajes masculinos débiles y viciosos que arrastran en su caída a los primeros, la represión sexual, la homosexualidad encubierta, la madre ejerciendo indistintamente tiranía o desidia, el padre severo y castrador, el temor a la vejez, la hipocresía y la nostalgia por el pasado.

El autor mueve piadosamente los hilos de sus criaturas. Esta piedad es la que el espectador siente al ver en escena a Laura Wingfield, la chica renga que colecciona figuritas de cristal en una casa que se asemeja a una jaula. Laura es tímida, dulce y romántica, tan ingenua que es incapaz de albergar malos sentimientos hacia esa madre dura, egoísta e insensible que compone el personaje de Amanda. El tercero en la familia es Tom, el hermano mayor de Laura y narrador de la historia. El padre está presente en su ausencia.

Amanda vive aferrada a un esplendor perdido y lamenta esa hija minusválida, que no tiene posibilidad alguna de brillar en sociedad. En cambio, alienta a Tom, porque espera grandes cosas de su vástago, incluso que la salve de ese presente que la agobia. Cabe señalar que el defecto de Laura es imperceptible, agrandado a fuerza de centrarse en él toda la atención de la madre. En medio de ese clima desalentador, la reaparición de Jim, antiguo compañero escolar de Laura y actual colega de Tom, enciende una llama de esperanza en Amanda, que lo ve como un candidato ideal para Laura. Esa llama, alimentada por la fantasía, se transformará en un fuego que lo consumirá todo. Sin embargo, Laura permanecerá ajena a tantas expectativas exageradas, aunque sentirá que una vez más ha defraudado a su madre. Sólo la conmoverá la rotura de su figurita preferida, un unicornio, símbolo de la singularidad de su dueña.
Finalmente, el hijo no encuentra otra salida que repetir el comportamiento de su padre y se aleja, dejando a las dos mujeres inmersas en sus respectivos mundos, uno de evocación de tiempos felices y otro de animales de cristal, mucho más fáciles de afrontar que el mundo real.

La película original se filmó en 1950. La dirección estuvo a cargo de Irving Rapper y la protagonizaron Gertrude Lawrence, Arthur Kennedy, Jane Wyman y Kirk Douglas. (http://descargacineclasico.blogspot.com/2011/03/el-zoo-de-cristal.html)

Un tranvía llamado deseo (1947)


Tal vez su título más reconocido, es un clásico del teatro norteamericano y contemporáneo y la cumbre del talento de este autor. ¿Cómo olvidar a esa voluble y soberbia Blanche DuBois, esa cabecita loca que despierta compasión, a pesar de sus delirios de grandeza y de su hipocresía? Porque Blanche comparte ese sitial de las heroínas no necesariamente perfectas ni simpáticas, como Medea, como Emma Bovary. Tiene varios muertos en el armario y muchas excusas para justificarlos. Es alcohólica, promiscua, altanera y mentirosa. Finge una superioridad que no es tal y añora un pasado de lujos que ya no tiene. Y desde ese pedestal de barro cuestiona al marido de su hermana Stella, Stanley Kowalski, un obrero polaco, rústico, bebedor y jugador de cartas, pero a la vez salvajemente sexy. Pero Stella se ha adaptado a su nueva realidad, que tampoco es un jardín de rosas. Stanley la domina y ella lo permite, movida por esa atracción animal que siente por él.

La llegada de Blanche altera la de por sí alterada relación matrimonial. Blanche se enreda con un amigo de Stanley, Mitch, un tipo simple y sentimental que pretende casarse con ella, a quien ve frágil y desprotegida. Sin embargo, Stanley descubre la verdad sobre el turbulento pasado de su cuñada y la enfrenta y ese enfrentamiento, cruel y violento, pone al descubierto la prohibida tensión sexual que existe entre ambos. Esta conmoción perturba aún más la mente confundida de Blanche, que termina internada en un manicomio.

Los personajes son shakespereanos, en el sentido de que son personificaciones de conceptos y paradigmas sociales. Así, Stella es la sociedad burguesa que conoce sus debilidades, las rechaza, pero sin intentar cambiar nada, porque prefiere la seguridad de lo conocido. Juega bien su rol de mujer y de esposa decente, ya que hasta su lascivia está santificada por el matrimonio. Stanley representa la fuerza bruta del proletariado, ese monstruo soterrado y peligroso. Sin embargo, todo en él es real y sin ambages, no especula como Stella ni pretende como Blanche. Mitch refleja los valores de un caballero dispuesto a combatir por su dama. Es el más noble de los personajes. Blanche es la aristocracia corrompida, que no sabe adaptarse a los nuevos tiempos y queda atrapada en una ilusión del pasado. Es también un ángel caído, una pecadora que finalmente es castigada severamente por sus faltas.

La película es una joya de Elia Kazan, con un elenco insuperable: Marlon Brando como Kowalski, Vivien Leigh como Blanche, Karl Malden como Mitch y Kim Hunter como Stella. (http://www.peliculasyonkis.com/pelicula/un-tranvia-llamado-deseo-1951-dvdrip/)

Verano y humo (1948)


La trama que se teje en esta obra es casi un tango: la mujer virtuosa que se enamora del galán que fatalmente la abandona para casarse con otra. Pero Tennessee no se queda en el melodrama, sino que escarba como un bisturí.

Originariamente titulada "Chart of anatomy", la acción tiene lugar en un pueblito del Mississippi, donde vive la hija solterona de un ministro protestante, Alma Winemiller. Puerta de por medio, está su vecino, el doctor John Buchanan, un hombre un tanto desprolijo y liberal, que intenta seducirla ese verano en cuestión. Ella se resiste, pero cae en una confusión entre platónica y sexual, que hace que ya no pueda ser la misma de antes. "La mujer que decía no murió el pasado verano, sofocada por el humo del fuego que nació dentro de ella", dice Alma en uno de sus diálogos con Buchanan. Pero él también cambió y sentó cabeza, al comprometerse con una mujer más joven. En la última escena, Alma seduce a un eventual viajante, dejando en claro qué dirección ha tomado su vida.

La corrupción de un alma pura por un hombre desconsiderado y su posterior caída es el colofón de esta obra moralista que fue llevada al cine por Peter Grenville en 1961, con Laurence Harvey como Buchanan, Geraldine Page como Alma y Rita Moreno como la prometida.

La rosa tatuada (1951)


Este drama tiene lugar en Louisiana, dentro de una comunidad de ítalo-americanos que ve alterada su vida cotidiana cuando un policía mata a un camionero, envuelto en un caso de contrabando de mercaderías. Serafina, su viuda, se ve profundamente afectada por la pérdida y el paso del tiempo sólo consigue aislarla cada vez más. Ella pretende que su hija adolescente la imite, pero en cambio la joven huye con su novio. De repente, su soledad es interrumpida por la aparición de otro camionero, que le hace replantear su vida entera y, particularmente, la idealización del esposo muerto. Si algún pecado se le puede adjudicar a Serafina es el orgullo, porque por lo demás es una buena mujer que solamente exageró un poco su deber conyugal.

Es de las obras menos crudas de Tennessee y tiene incluso pinceladas de humor. La película fue realizada en 1955 por Daniel Mann y protagonizada por Anna Magnani y Burt Lancaster. La italiana se llevó un Oscar por su interpretación de Serafina, algo inusual entonces para una actriz de habla no inglesa. (http://descargacineclasico.blogspot.com/2009/09/la-rosa-tatuada.html)

La gata sobre el tejado de cinc caliente (1955)


En esta obra el drama se cierne sobre un matrimonio en crisis, integrado por Brick y Maggie. Mientras él, un ex jugador de fútbol americano, se refugia en el alcohol, ella desea desesperadamente tener un hijo.

La escena comienza con ella esperando a que regrese su marido, deseándolo como una gata en celo. Pero él sólo abraza a la botella de whisky. Subterráneamente yace el recuerdo amargo y el sentimiento de culpa por la muerte de su mejor amigo (que se suicidó), una relación que sugiere un trasfondo homosexual. Ella no soporta más el desdén y saca las uñas. Paralelamente y no menos importante, está la conflictiva relación de Brick con su padre moribundo y la codicia de su hermano y esposa. La tórrida noche en que se celebra el cumpleaños del patriarca de esta familia sureña todo quedará al desnudo.

La película fue rodada por Robert Brooks, luego de que George Cukor resignara la dirección previendo que la historia sería censurada, y protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman. El autor no quedó conforme con la versión, principalmente porque quería el papel para Vivien Leigh y porque el guión suavizó las referencias a la homosexualidad de Brick. A pesar de estos inconvenientes, el film se convirtió en un clásico. (http://www.peliculasyonkis.com/pelicula/la-gata-sobre-el-tejado-de-zinc-1958/)

De repente, el último verano (1958)


Esta es, quizás, la más revulsiva de las obras de Tennessee Williams, porque introduce temas que provocan polémica; el canibalismo, la locura y los experimentos médicos. La historia cuenta el drama de Catherine Holly (interpretada por Elizabeh Taylor en el film), una muchacha que es internada en un hospital psiquiátrico, por intervención de su desalmada tía, Violet Venable (Katharine Hepburn). Allí trabaja el doctor Cukrowicz (Montgomery Clift), un neurocirujano especializado en lobotomías. La tía ofrece una gran cantidad de dinero para que el médico realice esta práctica sobre su sobrina, apoyada por la codiciosa madre de la pobre chica y por el director del hospital, que ve la oportunidad de mejorar sus finanzas.

Sin embargo, Cukrowicz se opone, porque cree que Catherine no está loca, sino perturbada por sus miedos. De sus diálogos, nos enteramos que el primo de la joven (a quien veladamente se lo describe como homosexual), hijo de la perversa Violet, fue devorado por unos muchachos y que el verdadero motivo que la impulsa para lobotomizar a su sobrina es tapar esta espantosa verdad.

La película sufrió el recorte de la censura, por lo que hay que adivinar las piezas que faltan. Así y todo, es un gran film, duro, innovador y osado, con la factura del maestro Joseph Leo Mankiewicz, quien trabajó sobre el guión del propio autor y de Gore Vidal (http://www.full-backup.com/de-repente-el-ultimo-verano-dvd/)

Dulce pájaro de juventud (1959)


Chance Wayne, un muchacho joven y guapo, regresa al pueblo natal, después de sus frustrados intentos de convertirse en actor de cine. En el viaje, se relaciona con Alexandra del Lago, una estrella en decadencia, con la esperanza de que pueda conseguirle un papel. Se alojan juntos en un hotel, pero entonces él aprovecha para retomar el romance con Heavenly, una antigua ex novia, hija de un político local, a causa de quien había tenido que abandonar la ciudad. El triángulo está planteado, así como las miserias humanas. Un hombre que vende su compañía a mujeres ricas y solitarias, una mujer que no acepta la decadencia natural que impone el paso del tiempo, una chica inocente que se transforma en víctima (su novio le contagia una enfermedad venérea que deriva en una histerectomía y en la imposibilidad de tener hijos) y un pueblo que condena al gigoló y en él a las costumbres liberales que representa.

La obra se estrenó en el teatro con los mismos actores que la llevaron a la pantalla grande: Geraldine Page como Alexandra y Paul Newman en el rol de Chance. La dirección de la película estuvo a cargo de Robert Brooks.
El enlace para descargar la película es: http://www.peliculasyonkis.com/pelicula/dulce-pajaro-de-juventud-1962/

La noche de la iguana (1961)


El último gran drama de su etapa de madurez literaria fue llevado al cine en 1964 de la mano de John Huston, con Burt Lancaster como ese sacerdote anglicano conflictuado y pintón. A pesar de que la obra se centra esta vez en un personaje masculino, es su relación con las mujeres la que define la trama, ya que cuando decide trasladarse a México para resolver sus problemas, se emplea como guía turístico de solteronas estadounidenses. Allí se ve acosado por una jovencita que lo quiere seducir a toda costa (en la película, la "Lolita" Sue Lyon), lo que provoca que las señoras se ofendan y lo despidan. Más angustiado que antes, se escapa a Puerto Vallarta, donde se refugia en el hotel de una vieja amiga (Ava Gardner), donde conocerá a otra mujer (Deborah Kerr) de costumbres tradicionales y altos valores morales.

Nuevamente, la represión sexual y las relaciones interpersonales disfuncionales es el tema central. El sacerdote no es un santo: tiene un pecado oculto que lo acecha (sedujo a una menor cuando apenas se ordenó), problemas con el alcohol y se debate entre su deber y su afición por las mujeres. Como contrafigura a este hombre imperfecto, una mujer pura y emocionalmente frágil, tal vez su única chance de salvación. Nuevamente, Tennessee deposita la esperanza de la humanidad en estas criaturas tímidas, débiles y que caminan a contracorriente de la sociedad, porque pertenecen a un pasado idílico, a una época idealizada en la mente del autor.
(http://mundocine.portalmundos.com/la-noche-de-la-iguana-1964-descarga-cine-online/