EL DECALOGO
I..
No busquen ser originales. El ser distinto
es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
II.
No intenten deslumbrar al burgués. Ya no
resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.
III.
No traten de complicar al lector, ni buscar
ni reclamar su ayuda.
IV.
No escriban jamás pensando en la crítica,
en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera
en el lector hipotético.
V.
No sacrifiquen la sinceridad literaria a
nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese
otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible
engañar.
VI.
No sigan modas, abjuren del maestro sagrado
antes del tercer canto del gallo.
VII.
No se limiten a leer los libros ya
consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la
nariz, hoy son genios.
VIII.
No olviden la frase, justamente famosa: 2
más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?
IX.
No desdeñen temas con extraña narrativa,
cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.
X.
Mientan siempre.
XI.
No olviden que Hemingway escribió: "Incluso
di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo
más bajo en que un escritor puede caer."
Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1909 - Madrid, 1994)
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