domingo, 5 de diciembre de 2010

Venturoso gestor de desacuerdos


Alejandro Dolina
Discurso pronunciado el 27 de noviembre de 2010, al cumplirse el primer mes del fallecimiento de Néstor Kirchner.

El peronismo ha sido muchas veces actor principal de acuerdos y concertaciones políticas. Hay, por otra parte, un arsenal de pensamientos burgueses que garantizan la conveniencia de buscar coincidencias.

Algunos llegan a decir que en realidad, todos deseamos lo mismo y que discrepamos acerca de las metodologías.

Se ha llegado a sostener que las ideologías habían muerto y que bastaba con elegir buenos administradores para que gobernaran.

Todo esto viene acompañado con un continuo elogio de las buenas maneras en las discusiones políticas y aún en los conflictos sociales.

A cada momento se nos propone a nuestra admiración la conducta de príncipes sonrientes o de antagonistas que se dispensan elogios mutuos durante las negociaciones.

Estas escasas palabras servirán primero para saludar todas estas ideas que acabo de exponer.

¿Quién soy yo para no ovacionarlas de pie? Pero también, y como humilde despacho en disidencia, propongo un tímido elogio del desacuerdo, de la bifurcación, de la heterodoxia, de la herejía.

Después de todo, las revoluciones surgen sólo de desacuerdos: el hombre es un mono disidente.

Me permito entonces, subrayar la acción política de Néstor Kirchner como venturoso gestor de desacuerdos. El se atrevió a recorrer caminos que nadie se atrevía a transitar y que parecían alejarse de las concurridas avenidas centrales que recomendaban los poderosos del mundo global. Y se metió por unas calles ya olvidadas cuyos nombres sólo se pronunciaban en los foros estudiantiles, en las reuniones de soñadores y en rincones que siempre estaban alejados del poder político.

Esas calles de desacuerdo ahora pueden reconocerse: una conduce al crecimiento del mercado interno... Otra al control del comercio exterior... Está bien el boulevard de la intervención del Estado o la esquina de la ley de medios, la plaza de la asignación por hijo y los veredones del desendeudamiento. Algunas de estas calles habían sido recorridas por otro señor en 1946.

Cuando alguien del poder político se atreve a caminar estos senderos termina por llegar a un distrito donde el poder político no está en el mismo lugar que el poder económico. Y la bifurcación se produce y son inevitables los ataques de las corporaciones y de los poderosos que tratarán de conseguir el regreso de los gobernantes tránsfugas hacia las avenidas iluminadas de sus intereses.

Hace muchos años hubo por televisión un debate entre el doctor Teodoro Bronzini, líder socialista e intendente de Mar del Plata, y el doctor Béccar Varela que militaba en el partido que entonces tenía al menos el coraje de admitirse como conservador.

Fue una conversación muy amable y el moderador se sorprendió al fin del programa de que hubieran coincidido en tantas cosas. En realidad, no era sorprendente, ambos políticos formaban parte de una visión liberal del mundo y eran funcionales a los intereses de las corporaciones. ¿Cómo no van a ser amables si en el fondo pensaban lo mismo? Néstor Kirchner no les parecía amable a las corporaciones. En verdad, ningún otro presidente salvo aquel otro señor de 1946, les pareció tan desagradable. Y lo atacaron como a nadie ¿Por qué? No porque Kirchner tuviese mal carácter y fuera confrontativo como quien es cascarrabias.

No se trataba de una cuestión de carácter: este tipo había tocado sus intereses. Y fue el único que lo hizo. Todos los demás parecían aceptables en algún momento porque también en algún momento eran funcionales a los intereses del poder económico.

Y eso es todo lo que quería decir, a veces no hay más remedio que disentir, que persistir en el desacuerdo. Hoy casi por única vez en nuestra historia, el poder político no está donde está el poder económico.

Y este hombre que ahora se ha ido produjo un último acto de `insujeción`. Su muerte encendió la luz, y como en un refucilo vimos algo que la cerrazón de los medios había ocultado en la oscuridad: las calles laterales, las que no recomendaban los poderosos, estaban llenas de gente.

1 comentario:

  1. Con todo el cariño del mundo, estupenda tu entrada esta de grandes personajes y tal.
    Pero, te aseguro que con la pasionaria te equivocas. Alabarla es como alabar a hitler o stalin. Y, créeme, se de que hablo. Desde la distancia es bonito tener una visión buenista de la historia, y más si no te afecta. Pero, no cuela. La pasionaria asesinó vilmente a muchas personas.
    Toda esa literatura de lo progre no deja de ser una excusa para vivir bien a las maduras y echar la culpa a lo demas a las duras.
    En cualquier caso documéntate con historiadoes como Ricardo de la Cierva, Cesar Vidal y bucea un poco en la vida de Santiago Carrillo y cómo salió impune de la matanza de Paracuellos. Bueno, ejemplos miles (en ambos bandos). Pero, por favor, la pasionaria ejemplo de nada, si acaso de lo más bajo, mezquino y cruel a lo que se puede abocar a un ser humano, según dónde le toque nacer y cuándo le toque existir.

    Créeme Roxy: un mal bicho.

    Saludos. Payoponi.

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