jueves, 29 de enero de 2009

EL NOBEL Y LA GLORIA

Ser un escritor popular a veces resulta un arma de doble filo. Es el caso de este escritor, guionista y periodista, a quien la literatura “seria” siempre miró de coté y a quien su presunta actividad como espía británico tampoco le jugó a favor. Pese a su larga producción y su fama, nunca le fue concedido el premio Nobel… aunque casi nos simpatiza más por esta misma razón.

Graham Greene nació en Berkhamsted, Hertfordshire, el 2 de octubre de 1904, en el seno de una familia burguesa. Su educación transcurrió en un típico internado inglés, en el cual fue absolutamente miserable, en tal grado que cometió varios intentos de suicidio. Luego de graduarse, se dedicó al periodismo, siendo con el tiempo subeditor de The Times.

En 1929 publica su primera novela “The man within” (Historia de una cobardía), que le permitió dejar su trabajo en el diario para ser novelista de tiempo completo. El éxito le llegaría con “Stamboul Train”, el famosísimo “Expreso de Oriente” de la película homónima. Esta relación afectuosa y fructífera con el cine lo acompañaría a lo largo de su carrera.

El mismo Greene clasificaba a sus novelas como “de entretenimiento”, cuando la trama entrañaba suspenso o misterio y “literarias”, sobre las cuales basaba su reputación. Sin embargo, tanto unas como otras exudan un contenido filosófico: la confusión del hombre moderno.

“El agente confidencial”, “El poder y la gloria”, “El ministerio del miedo”, “El revés de la trama”, “El tercer hombre”, “El americano impasible”, “Nuestro hombre en La Habana”, “Viajes con mi tía”, “El cónsul honorario”, “El factor humano”, “El décimo hombre” son algunos de los títulos más recordados, muchos de ellos por su memorable adaptación a la pantalla grande, como el caso de esa conjunción de talentos que se reunieron para “El tercer hombre” (guión de Graham Greene y Alexander Korda, dirección de Carol Reed, actuación de Orson Welles y Joseph Cotten, música de Anton Karas)

Sus últimos días transcurrieron en Suiza, en compañía de su tercera mujer. Murió en 1991. Cuestionado por algunos por su catolicismo, denostado por otros por su simpatía hacia el comunismo, no le perdonaron la complicidad con sus lectores, esos que nunca le dieron la espalda.

El revés de la trama (fragmento)

"La solemnidad del crimen pesaba sobre su mente casi como una felicidad: aquello era acción por fin después de haber andado tanto tiempo confuso y a tientas. Colocó el paquete a salvo en su bolsillo y entró a la iglesia llevando su propia muerte. Una vieja estaba encendiendo un cirio delante de la estatua de la Virgen; otra permanecía sentada con su cesto del mercado junto a ella y las manos cruzadas contemplando el altar. El resto de la iglesia permanecía vacío. Scobie se sentó en la parte de atrás. No se sentía inclinado a orar. ¿Para qué? Si uno era católico, conocía todas las respuestas y ninguna oración era eficaz en estado de pecado mortal. Observó, sin embargo, a las dos mujeres con envidia. Ellas eran todavía habitantes del país que él abandonó. He aquí lo que el amor humano le había hecho: le había robado al amor de la eternidad."

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