martes, 22 de diciembre de 2009

LA PESADILLA AMERICANA


Si la Generación Perdida era brava en cuanto a la crítica social, a la vivisección de esos Estados Unidos tan maniqueos, las generaciones siguientes, embarcadas en el movimiento beat, la non-fiction y el realismo sucio terminarían de hacer trizas las comedias hollywoodenses, en las que siempre triunfaban los buenos y el amor era coronado por el happy end.

Historias del lumpenaje, alcohólicos, sexópatas, adictos, chiflados, infelices, irredentos irrumpen en masa en la literatura de la segunda posguerra, ya sin ninguna esperanza ni ambición. Si algo puede ser malo, seguro empeorará, parece ser la consigna.

Paralelamente, hay un grito de libertad, sobre todo de las minorías oprimidas por el sistema, como las mujeres, los homosexuales y los afroamericanos. De estas reivindicaciones civiles nacen clásicos como el de Harper Lee, Matar a un ruiseñor, En el camino, de Jack Kerouac y El almuerzo desnudo, de William Burroughs.

Entre uno y otro, el periodismo encuentra una nueva manera de narrar los hechos: la literatura no ficcional, una amalgama que ha dado libros excelentes y muchos Pulitzer.

Como es habitual, en Tlön tenemos algunos preferidos, a quienes convocamos para esta selección. La verdad, algunos son prácticamente impresentables y no los invitaríamos a la recepción de una embajada, pero como estamos entre amigos y prometieron comportarse, los dejamos en su grata compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario