martes, 9 de febrero de 2010

Dos al precio de uno


1. Ésta es la historia de la vida de estos dos grandes hombres; mas puesto que uno y otro han dejado señalados ejemplos de virtud en la parte militar y en la política, vaya, tomemos por principio en la parte militar el que a Pericles, habiendo tenido mando en un pueblo que iba prósperamente, y que siendo en sí grande florecía sumamente en poder, parece que la común buena suerte de que gozaba la república le daba seguridad y firmeza, mientras que las hazañas de Fabio, que en tiempos trabajosos e infelices se encargó de la ciudad, no se hubieron de limitar a mantenerla segura en la dichosa suerte, sino que tuvieron que mudar en bueno su mal estado. A Pericles, los afortunados sucesos de Cimón, los trofeos de Mirónides y Leócrates y las muchas grandes victorias de Tólmides más parece que le llamaban, cuando se puso al frente de la ciudad, a entretener a ésta con fiestas y regocijos públicos, que a vencer y tener que conservarla por medio de la guerra; pero Fabio, cuando no tenía a la vista sino muchas retiradas y derrotas, muchas muertes y ruinas de generales y capitanes, los lagos, los campos y los sques llenos de ejércitos destrozados, y los ríos teñidos hasta el mar de mortandad y sangre, apoyando y sosteniendo en sola su constancia y firmeza la ciudad, impidió que, trastornada con el sacudimiento de tantos errores ajenos, del todo se asolase. Y aunque acaso se tendrá por menos difícil tener a raya una ciudad humillada y hacerla obedecer por necesidad al que sobresale en prudencia que poner freno a la insolencia y temeridad de un pueblo engreído e hinchado con su prosperidad, que es como Pericles principalmente dominó a los Atenienses, con todo, el tamaño y muchedumbre de las desgracias que entonces acontecieron a los Romanos hicieron ver que era hombre del más firme juicio y de la mayor constancia el que no vaciló ni se apartó un punto de su propósito.

Menuda tarea la que llevó a cabo el primer biógrafo de la historia, Plutarco de Beocia, quien no contento con reseñar la vida de los hombres más notables de la sociedad greco-latina clásica le dio el berretín de emparejarlos y compararlos, a fin de extraer una enseñanza de sus experiencias.

Las "Vidas paralelas" datan del siglo I y fueron escritas por este historiador que nació en Queronea en los tiempos del emperador Claudio. Constan de veintitrés pares de biografías, más cuatro que quedaron sin compañero y se estima que se perdieron las correspondientes a Heracles, Escipión el Africano, Epaminondas de Tebas, Octavio Augusto, Claudio y Nerón.

Las veintitrés parejas comienzan con la dupla Teseo-Rómulo y culminan con un cuarteto, Artajerjes-Arato y Galba-Otón. Las más notables son las que conforman Pericles-Fabio Máximo, Coriolano-Alcibíades, Alejandro-Julio César y Demóstenes-Cicerón.

Están estructuradas de manera tal que primero describe a cada uno de los personajes y luego dedica un capítulo a compararlos, siempre con el propósito de extraer una enseñanza. Plutarco no se detiene tanto en detalles cronológicos, sino que analiza la influencia del carácter, bueno o malo, como factor determinante de la existencia de los famosos de entonces.

Sin saberlo, Plutarco estaba incursionando en el perfil psicológico, piedra basal de la novela contemporánea.

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