martes, 9 de febrero de 2010

Rey de Reyes


Yo, Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido de mis parientes, amigos y colaboradores como "Claudio, el Idiota", o "Ese Claudio" o "Claudio, el Tartamudo" o "Cla-Cla-Claudio" o, cuando mucho, como "El pobre tío Claudio", voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida. Comenzará con mi niñez más temprana y seguiré año tras año, hasta llegar al fatídico momento del cambio en que, hace unos ocho años, a la edad de cincuenta y uno, me encontré de pronto en lo que podría denominar "la jaula dorada" de la cual jamás he podido escapar desde entonces.

Sin temor a exagerar es el primer párrafo más brillante de cualquier biografía novelada y nació de la pluma del helenista, poeta y narrador británico Robert Graves. Así comienza "Yo, Claudio", la novela en primera persona que cuenta la vida del cuarto emperador romano, pero que revela las intrigas de palacio desde las épocas de Octavio Augusto. Hay malos-malísimos, como la abuela Livia, héroes malogrados, como Germánico, sexo, crímenes, locura, reflexiones filosóficas, todo en la dosis exacta. Claudio, el contrahecho tuvo la curiosa fortuna de ser popular en el siglo XX, gracias a que la obra de Graves fue adaptada por la BBC y transformada en una excelente miniserie.

Se trata, sin dudas, del modelo más acabado de ficción histórica contemporánea, que luego completarían las "Memorias de Adriano", de Marguerite Yourcenar, otra novela biográfica en primera persona. Pero el inquieto Graves navegaría también por aguas mitológicas, desde su refugio en las antiguas Hespérides, hoy Mallorca. De su trabajo de investigador del mundo de la Hélade surgen los "Mitos griegos" y "La diosa blanca".

Sin embargo, es otro de sus libros el que levanta polvareda. Hablamos de "Rey Jesús", una suerte de biografía no autorizada, en donde Graves sostiene el origen regio de Cristo, su derecho legítimo al trono de Judea, tanto por parte de su madre, María, descendiente de David, como por parte de su padre, Antípater, hijo díscolo de Herodes el Grande.

La novela se explaya sobre la esmerada educación de Jesús, concebido como un símbolo de unidad de los hebreos, instruído para reinar y liberarlos del yugo romano. Plantea también el delirio místico que lo hace abandonar el plan de lucha, para decepción de sus discípulos zelotes, como Judas y Juan. El Evangelio de Judas, rescatado por la National Geographic, refuerza esta visión de Graves acerca del finalidad política de estos apóstoles "de izquierda". De esta manera se comprende la intromisión de Pilatos en asuntos que de otra manera no hubieran sido de su competencia, porque los romanos no zanjaban cuestiones religiosas de los judíos.

La figura del profeta del cristianismo también fue abordada por Nikos Kazantzakis, el autor de "Zorba, el griego", en "La última tentación de Cristo" (famosa por la película que dirigiera Martin Scorsese). Kazantzakis describe a un Jesús despreciado por sus pares, por ser el único carpintero que fabrica cruces para los romanos, porque una voz interior le dice que Dios quiere que lo odien. Judas en este caso es un zelote a quien encomendaron matarlo, pero termina siendo su discípulo. Cuando ocurre la crucifixión, Jesús se baja de la cruz para huir con María Magdalena. Luego de que ella muere, se casa con Marta y vive como un hombre común, mientras los apóstoles andan por el mundo predicando acerca del Mesías. Cuando está a punto de morir de viejo, se despierta y se da cuenta que todo ha sido un sueño pergeñado por el Diablo para tentarlo y consuma la Pasión en el Gólgota.

Norman Mailer (biógrafo de Marilyn Monroe, Pablo Picasso y Mohamad Alí), en "El Evangelio según el Hijo", otro relato en primera persona, expone a un Jesús abrumado por su misión, lleno de dudas y humanos deseos. El portugués y premio Nobel José Saramago vuelve sobre la vida del Nazareno, en "El Evangelio según Jesucristo", respetando los textos canónicos, pero humanizando la figura de su biografiado.

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