lunes, 20 de abril de 2009

FAHRENHEIT 451 (Ray Bradbury)



En 1953 veía la luz esta novela, cuyo título hace referencia a la temperatura en la que arde el papel. El autor la escribió como protesta a la persecución maccarthista y, curiosamente, fue publicada por episodios en la revista "Playboy". François Truffaut la llevaría al cine en 1966.

El argumento cuenta la historia de Guy Montag, un bombero cuya función no es apagar incendios sino quemar libros. En la sociedad de Fahrenheit 451, leer libros está prohibido, porque el gobierno sostiene que leer impide la felicidad de los ciudadanos. Leer provoca angustia y hace que los hombres se crean diferentes unos de los otros.

En ese panorama, Montag conoce a una adolescente rebelde, que viene de una familia de "antisociales", de gente que hace demasiadas preguntas. Al principio, él la tacha de loca, pero poco a poco se empieza a cuestionar si verdaderamente es un hombre feliz. Un día le informan que la chica murió atropellada por un un coche...

Cuando le toca ir a quemar la casa de una anciana que tenía una biblioteca, Montag se roba un libro. La mujer se inmola antes que ser apresada y esta actitud impresiona mucho a nuestro protagonista.

En tanto, el entorno directo de Montag sigue a pies juntillas los dictámenes del gobierno. Su jefe, Beatty, confía en el sistema y su esposa, Mildred, sólo está interesada en mirar televisión. Poco a poco, él se va armando de una colección de libros que rescata en los operativos de quema.

En el parque conoce a un viejo profesor de literatura, Farber, a quien convence de inventar un método para preservar la memoria de los libros. Montag enfrenta la incomprensión de sus allegados hasta que una tarde ve con horror que los pirómanos han llegado hasta su propia casa. Mildred había hecho la denuncia. Montag lucha con Beatty y lo quema vivo con un lanzallamas.

Tiene que huir al bosque, mientras el país entra en guerra. Allí encuentra a unos vagabundos, liderados por un tal Granger. En realidad, son miembros de la resistencia intelectual. Ellos le muestran en la televisión cómo el gobierno miente acerca de su captura y ejecución, utilizando a un pobre diablo que tuvo la mala suerte de estar en las calles en una hora inoportuna.

Granger le cuenta que para preservar los libros y con la esperanza de poder imprimirlos en el futuro, cada uno de los disidentes memoriza un texto. La guerra destruye la ciudad y mientras caen las bombas, Montag y aquellos hombres continúan vagando por el bosque, dejándole al lector la esperanza de que el conocimiento finalmente vencerá a la ignorancia.

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