lunes, 20 de abril de 2009

LA MÁQUINA DEL TIEMPO (H.G. Wells)



Novela de anticipación, publicada por primera vez en Londres, en 1895, mezcla elementos de la literatura de ciencia-ficción con la de aventuras, enmarcada en una doctrina social y política y en la teoría del eternalismo.

Contrariamente al detallismo descriptivo de Verne, Wells no gasta mucha tinta en contarnos sobre el aparato en sí. Tampoco se distrae con paradojas temporales. Su intención va más allá de lo anecdótico, porque lo que nos quiere transmitir es una visión del mundo. Wells fue siempre un socialista convencido, miembro de la misma Sociedad Fabiana a la cual perteneció George Bernard Shaw. El motor de su Time Machine no será otro que la lucha de clases.

La excusa elegida para su alegoría moralista será el descubrimiento de la denominada cuarta dimensión. Un científico de finales del siglo XIX acierta con las claves para hacer realidad el sueño de viajar físicamente a través de esta puerta al pasado y al futuro.

En su viaje temporal, llega al año 802.701 y se encuentra con una humanidad en decadencia, dividida en dos castas: los Eloi y los Morlock. Los primeros son unos seres hedonistas, desprovistos de escritura, inteligencia y fuerza física. Los segundos habitan las tinieblas y salen de noche a cazar Eloi para subsistir.

Luego de recuperar la máquina que había caído en manos de los siniestros Morlock, decide avanzar aún más en el tiempo, hasta el borde de la finalización de la vida en el planeta, cuando una nueva glaciación destruye prácticamente toda civilización. Luego de millones de años, puede observar cómo se extingue el sol, en un crepúsculo eterno.

Asustado y cansado, regresa a su época y cuenta a sus amigos lo que vió. Obviamente no le creen, pero al día siguiente uno de ellos lo observa montar a su máquina, para nunca más volver.

El protagonista es, según su propio autor, una persona extremadamente inteligente, a la vez que un individuo de acción. Es, por otra parte, un humanista. Los Eloi, humanos de corta estatura que habitan la superficie del planeta en el futuro, aparecen como extremadamente hermosos y frágiles. No trabajan ni tienen preocupaciones, salvo el miedo a la oscuridad. Viven en una sociedad igualitaria, que ha logrado dominar a la naturaleza, pero llevan en sí el germen de la ruina. Por
el contrario, los Morlock son feos y feroces. Habitan el subsuelo y tienen una gran agudeza visual. Son carnívoros y se alimentan de sus vecinos de la superficie. El viajero elucubra que los Eloi descienden de la clase acomodada que solía habitar el planeta, mientras que los Morlock son los hijos de la antigua clase trabajadora.

La intención de Wells no fue hacer una novela de prodigios, sino llamar la atención sobre el futuro de a humanidad, haciendo hincapié en qué provocaría la profundización de la brecha entre ricos y pobres.

La máquina del tiempo fue llevada al cine en varias oportunidades, una de ellas en 1960, bajo la dirección de George Pal, con el protagónico de Rod Taylor, y la más reciente en 2002, con la dirección de Simon Wells (descendiente del escritor) y Guy Pierce en el rol principal.

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