lunes, 20 de abril de 2009

NOSOTROS (Yevgeni Zamiatin)



Nadie es profeta en su tierra. Esto debe haber pensado este ruso, uno de los escritores más brillantes de su generación cuando debió exiliarse en Paris, perseguido por el régimen soviético, luego de escribir la novela que vamos a comentar. Tanto es así que Nosotros recién fue editada en la antigua URSS en 1988.

Zamiatin ya había dado muestras de la poca fe que tenía en el género humano en obras anteriores, como En el quinto infierno (de corte antimilitarista). Pero es en esta novela cuando concibe una distopía que anticipará en casi 30 años la atroz aventura de Winston Smith en los dominios del Gran Hermano.

La gran virtud del autor es haber concebido en 1920, cuando apenas sucedía la Revolución Rusa y el nazismo era un monstruo agazapado, este Estado Unico, comandado por el Bienhechor, en el cual no hay secretos, "porque somos todos hermanos" y en el cual no existe el yo, sino el "nosotros". Una sociedad "ideal", en la cual las casas son de cristal, porque no hay nada que esconder. En la cual no se escribe, porque escribir nos hace individuos y la felicidad está en ser todos iguales.

El argumento, escrito a la manera de un diario íntimo, se desarrolla en un tiempo en que un holocausto mundial obliga a los sobrevivientes a refugiarse en una campana de cristal, quedando fuera de ellas los hombres que viven en estado salvaje, en la naturaleza. La Razón es el único dios de este sistema político, siendo los individuos piezas innominadas de un engranaje mayor, que se alimenta de los sacrificios personales.

El protagonista de la historia no será un inadaptado, como lo concebirá Huxley, ni un disidente como lo alumbrará más tarde Ray Bradbury. Es un miembro activo y reconocido de esa sociedad, D503, constructor de un nave interestelar que tiene por misión llevar al espacio "el bienaventurado yugo de la razón". Es un estado basado en la incontrastable perfección de la matemática, en el cual está prohibido el amor. Para compensar y dar una salida las manifestaciones naturales de la carne, cada individuo cuenta con un androide hecho a su gusto y que puede ser reemplazado cuando su dueño se canse de él.

Pero, ay... D503 se enamora y para reparar este terrible contratiempo es sometido a una operación que le extirpa el "ganglio craneano de la fantasía". El Estado triunfa. Sin embargo, fuera de los muros, están los hombres nómades, llenos de sentimientos, dispuestos a generar nuevos insurrectos. No habrá cadenas suficientes que puedan reprimir los instintos propios del hombre, parece decir Zamiatin.

“Eternamente enamorados dos por dos
Eternamente fundidos en el apasionado cuatro,
Los más ardientes amantes del mundo
Son los inseparables dos por dos”.

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