martes, 4 de mayo de 2010

Jo March


No se nace sino que se deviene mujer.
Simone de Beauvoir

"Jo, de quince años, era muy alta, delgada y morena y hacía pensar en un potrillito, pues nunca parecía saber qué hacer con sus largos brazos y piernas. Poseía una boca de firmes contornos, una naricilla graciosa y ojos grises de agudo mirar, que parecían verlo todo y eran alternativamente fieros, burlones o pensativos. Su cabellera larga y espesa era su única belleza, pero por lo general la llevaba contenida por una redecilla para que no la incomodara. Tenía hombros redondos y manos y pies grandes; llevaba la ropa como al descuido y tenia el aspecto un tanto deslucido de la niña que rápidamente se está convirtiendo en mujer y a quien esa transformación no le gusta."

¡A cuántas jovencitas inquietas estaba retratando sin saberlo doña Louisa May Alcott cuando concibió a Josephine March! Sin desmedro de la bella Meg, la dulce Beth o la pizpireta Amy, yo también quería ser Jo March, disfrazarme en el altillo, escribir novelas, jurar por Cristóbal Colón y tener un amigo Laurie con quien hacer travesuras. Según cuenta mi madre, batí el récord de leer más de 20 veces "Mujercitas", entre los 10 y los 12 años.

La universalidad y permanencia de la familia March en el inconciente colectivo femenino no tiene parangón. Fue un suceso editorial a partir de su publicación en 1868, suceso que acompañó a sus secuelas "Las mujercitas se casan", "Hombrecitos" y "Los hombrecitos de Jo". Llevada a la pantalla en varias oportunidades, convertidas en personajes manga, miniserie, ópera y ballet, la historia simple de estas cuatro chicas de Nueva Inglaterra, que abarca desde el comienzo de la adolescencia (Amy tiene 12 al principio del cuento) hasta conforman sus propias familias, es un clásico de la literatura juvenil.

Pero la genialidad de la Alcott está en su alter ego, Jo, esa adolescente inconformista que desea haber nacido varón con justa razón: para decir lo que piensa, no tener que dar explicaciones y aprender todo lo que le interesa saber. Jo es un grito de independencia, es un anticipo de los derechos que la mujer conquistará en el siglo XX, pero que a algunas todavía les cuesta reclamar y ejercer en el siglo XXI. Jo es el adalid de la causa femenina para quienes no incurrimos en fanatismos de género, porque la veremos convertida en una mujer amorosa con su marido e hijos, comprometida con la realidad y sin dejar de lado sus inquietudes personales.

Seguimos amando a Jo March. Seguimos queriendo ser ella.

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